14/10/19 18:01 - La guerra de los sentidos: cinco contra uno

Vi el anuncio de Isabel e inmediatamente me sorprendieron las fotos preciosas. Tal vez no sean 100% reales, pero son muy similares a su cuerpo y, de todos modos, están bien. Me puse en contacto con ella a través de WhatsApp y después de algunos mensajes acordamos un masaje durante una hora por un precios de € 100, todo incluido.
Recibe en un estudio privado, es decir, en un apartamento. Es un lugar muy hermoso y elegante, limpio y con muebles minimalistas pero bien elegidos. El ambiente es el correcto con iluminación suave y música de fondo relajante. Isabel me recibe en todo su esplendor. Debo admitir que ella es realmente una chica guapa (de unos 25-28 años) con piel oscura y una rostro magnético. El cuerpo es armonioso y sexy, con curvas bien definidas y movimientos sinuosos y sensuales.
Sin embargo, el primer enfoque es un poco frío y no podemos establecer una buena armonía. Ella sonríe, es amable, pero parece desapegada. Mi sexto sentido comienza a enviar señales mixtas con los demás. La vista, el olfato y el oído me dicen "es perfecto", pero la mente me dice "mmmm ... algo no me gusta".
Me ducho y me estiro en el futón. Se desnuda y comienza un masaje lento en la espalda y las piernas. Es un masaje que es poco más que suficiente, no es terrible, pero ni siquiera técnico. Nuevamente mi sexto sentido envía señales negativas. No siento empatía, no siento participación ni placer en el masaje. La conversación es casi ausente.
Llega el momento en que me dice que me dé la vuelta y otra vez me sorprende su belleza: permanezco con la boca abierta por un momento. El tacto también comienza a darme señales positivas: su piel es suave y aterciopelada, su cuerpo es sexy y tónico. En el fondo la música es agradable. La vista, el tacto, el oído y el olfato son felices. Le beso la piel y el sabor también queda satisfecho. Pero ¿qué pasa? El sexto sentido continúa diciendo que no. Continúa contrarrestando los otros cinco. La razón es solo una: Isabel, la bella Isabel, me está masajeando con su cuerpo, pero su mente está en otra parte. ¿Estará en el supermercado para hacer las compras? ¿Pensará en la telenovela sudamericana que dejó de mirar y me abrió la puerta? ¿Hará las cuentas para el contable? No lo sé ... pero claramente no está ahí conmigo. Intento cambiar la situación y me ofrezco a masajearla un poco. Acepta y se relaja voluntariamente. Su lado B parece el de una estatua griega. En el masaje suavemente trato de transmitirle mi presencia y al hacerlo hablo con ella y le digo lo importante que es hacer que los demás sientan que en ese momento realmente estás pensando en esa persona, tratando de darle placer. Ella asiente, parece haber entendido y me da las gracias por la "lección". Sin embargo, a medida que las partes se invierten, la temperatura vuelve por debajo de cero. Prefiero no insistir y salir sin haber llegado al placer. Tal vez es demasiado guapa. Quizás tiene el trabajo equivocado. Ciertamente, hoy no lo hizo con pasión (o al menos fingiendo un poco de pasión). Es una lástima.

02/09/19 15:54 - Fue fácil contactarla a través de Whatsapp y Milena inmediatamente demostró ser simpática, amable y disponible. Concertamos la cita y nos vimos por la zona del Eixample. El edificio parece hospedar oficinas y varias residencias. Hay tanto movimiento que no se corre el riesgo de ser notado.
El apartamento está compartido con otras chicas, pero cada una trabaja en una sección cerrada a las demás y, por lo tanto, hay mucha privacidad. La habitación es grande y está bien amueblada con una ducha interior.
Milena es una chica de unos 35 años, no muy alta ni demasiado guapa, pero aún así mona y con curvas en el lugar correcto. Tiene una sonrisa muy bonita, dos ojos despiertos y una forma muy sensual de hacer las cosas. Te da la bienvenida con un vestido negro y ya te da a entender que el masaje será caliente.
Todo comienza con la ducha juntos y el termómetro sube inmediatamente porque enjabonarse es muy erótico. Además, Milena no ahorra nada y comienza el masaje ya en la ducha. En poco tiempo, el masaje da paso a una "pelea sensual" que lentamente desde la ducha termina en el gran futón.
El masaje y la pasión se fusionan y el tiempo se escapa rápidamente en una maraña de cuerpos y sensaciones. Milena no se apresura, tiene dedicación, se ríe, habla de todo y ofrece una experiencia muy GFE. Su especialidad es el francés natural y parece que realmente le gusta. Al final salí satisfecho. El gasto varía según el tiempo y por una hora puede gastar cien euros.

01/09/19 11:48 - Me llamó la atención el anuncio de Mireia porque ella se mostró de una manera profesional y natural, pero también guiñando un ojo a la sensualidad. Las fotos con las camisetas que enseñaban algo me despertaban curiosidad.
Recibe en un apartamento en el primer piso de un precioso edificio con servicio de conserjería (algunas miradas estaban de más). También tiene una compañera en el apartamento y creo que incluso se puede hacer el 4 manos, pero no estoy seguro. 
El ambiente no está demasiado cuidado y, aunque no sea tan desagradable, podría haber tenido más atmósfera (comenzando por el uso de luces demasiado fuertes y el escaso mobiliario).
Mireia es muy joven y tiene una cara limpia como una estudiante cualquiera. El cuerpo es sensual, especialmente el pecho realmente apetitoso. El masaje es muy suave y creo que aún necesita algo de experiencia. Algunos movimientos me parecieron un poco aleatorios y repetidos, aunque en general no fue tan malo. La parte emocional es interesante y ofrece varios tipos de final. El problema es que la transición del masaje al final no es gradual, sino repentina como si alguien estuviera presionando un interruptor. En última instancia, no sé si me quedaría allí de nuevo, aunque sea muy mona todavía le falta experiencia. Coste de 100 euros.